Pilar Verdú: " Me interesa la literatura que muestra una visión de mundo particular e inteligente, con ideas"


"Diario poemado sobre los primeros años de la maternidad con el que mucha gente podría sentirse identificada. Casi todos los poemas le hablar a él en distintos momentos de su crecimiento, recordando, reflexionando, coloreando instantes”
                               Alberto Torres Blandina

Así presenta el escritor el poemario de Pilar Verdú, nuestra escritora entrevistada para nuestro blog de literatura aquarellen. Pilar siempre amable y atenta nos concede esta conversación para profundizar un poquito más en la escritora de poemas, madre, mujer e introducirnos en lo que será para esta temporada un imperdible para los apasionados de la poesía, su último libro: “Reino de esponjas”





 Hola, Pilar: ¿cuáles son tus primeros recuerdos literarios, tus influencias?
Me recuerdo leyendo en el autobús que me traía del colegio por las tardes, ya de muy pequeña, por ejemplo, y no por timidez como sucede en ocasiones, ya que siempre he sido muy sociable. Mi colegio, por suerte, tenía una enorme biblioteca que me permitía llevarme a casa muchos títulos.  Recuerdo con cariño también cómo mi padre, buen lector, me compraba cada verano un tomo de una colección de “libros para niñas” (mi conciencia de género no estaba aún despierta) porque solo lo encontrábamos en la librería de nuestro lugar de veraneo, y yo lo esperaba como agua más bien de agosto, en este caso. Tendría yo unos 8 años, no creo que más. A esa edad ya regalaba a mi abuela poemas ilustrados también por mí que ella guardaba con cariño en su bolso prometiéndome que se los enseñaría a sus amigas. No sé si lo haría. Por el bien de sus amigas, espero que no. 
Todas aquellas lecturas y las siguientes fueron depositándose en mí, llenando mis alforjas de lectora, de las que luego-conscientemente o no- he ido extrayendo lo que me ayudaba no sólo a escribir sino a vivir.

¿Cual crees que es el espacio que tiene la literatura y principalmente la poesía en estos días?
             El espacio es mucho menor del que debería. Para la literatura en general y la poesía en particular es preciso tener tiempo y poder/saber reflexionar, dos cosas de las que no vamos sobrados en esta época frenética. Muchas personas siguen considerando la poesía como algo complicado y abstruso solo apto para mentes y espíritus desarrollados. Obviamente, no todos disponemos de las mismas capacidades, pero con una buena educación literaria la capacidad de disfrutar de la lectura estaría más extendida. En las enseñanzas infantiles, la poesía se trabaja con una continuidad que por desgracia se va perdiendo al ir pasando los cursos. Cuando llega la etapa de enseñanza secundaria (de 13 a 18 años), en la que soy profesora de lengua y literatura españolas, y también de literatura universal, la mayoría de alumnos ven la poesía como un conjunto de textos complicados que deberán diseccionar para aprobar. Qué terrible. Están desentrenados, porque ha habido un parón importante en su aprendizaje al respecto. Los niños son ritmo, juego; les encantan las rimas. Si conseguimos mantener vivo ese espíritu- leyendo con ellos, jugando con las palabras- conseguiremos que sean lectores. A muchos niños o adolescentes jamás les han leído cuentos, y no conocen más que los que se han llevado al cine. Esa pérdida me parece gravísima, porque entender el mundo sin toda la información que los cuentos contienen es mucho más complicado.
Confirmo con mi experiencia que a los adolescentes les encanta la poesía, porque les ayuda a entenderse a ellos mismos en esos años tan caóticos en los que se encuentran. Pero claro, hay que saber qué poesía darles, qué autores, en qué momentos, de qué manera. Esa es la labor del profesor: hacer de ellos lectores. Si se consigue eso, el resto –ortografía, capacidad crítica y un larguísimo etcétera- vendrá dado.

¿Qué consideras más importante a la hora de escribir poesía?
Cuando escribo considero fundamental el ritmo y la depuración: que el verso fluya y que nada sobre. También veo importantísimo respetar al lector y darle su espacio, y lograr una adecuada traslación de lo individual a lo colectivo: trascender la anécdota. Me interesa la literatura que muestra una visión de mundo particular e inteligente, con ideas. Como dice el poeta Antonio Cabrera, hay que llegar al corazón por la razón y a la razón por el corazón; si solo llegamos al corazón, seremos sensibleros, pero si solo llegamos a la razón, fríos. Es un equilibrio complicado, una labor de orfebre.  Estoy de acuerdo con Francisca Aguirre: “qué oficio tan humilde y ambicioso,/ qué meta inalcanzable,/ qué hermoso oficio/para dejarse en él la vida entera”.

¿Cómo definirías tu estilo poético?
No sé si soy la persona más adecuada para definir mi estilo, pero me gustaría pensar que cumple lo que decía anteriormente: pulido, esencial. Me fijo en la tensión del poema, en su fuerza, especialmente cuando termina. Uso generalmente verso imparisílabo y mis poemas no son largos, raramente más de veinte versos. Respecto a la visión de mundo, al fondo del poema- aunque ya sabemos que la separación entre forma y fondo es falaz-, Carlos Marzal me ha descrito como poeta celebratoria, con lo que estoy de acuerdo, aunque no dejan de ser celebratorios también los poetas elegíacos. Tiendo a fijarme en lo hermoso, así que en canto sobre todo la parte bella de la vida.

¿Qué es lo más satisfactorio de ser escritora?
Todas las etapas de la escritura tienen su magia: la lectura-fuente inagotable de otras miradas, de talentos diversos-, el estudio de la técnica, la idea del poema, su escritura, su eterna corrección, su abandono (porque los poemas no se terminan, se abandonan)…Pero quizá lo más satisfactorio es lograr acercarte a lo que deseabas decir, o mejor aún, descubrir qué querías decir, cosa que sucede siempre tras terminar el poema y releerlo. Eso, en la esfera estrictamente personal. En la vertiente pública ya, lo más gratificante es que los lectores con los que has conectado te cuenten sus experiencias. Esto sucede con cierta frecuenta con Reino de esponjas, porque como trata situaciones muy cotidianas - vestir al bebé, que el niño pruebe un alimento, que corra en el parque- cada adulto que ha tenido un niño cerca ha experimentado algo parecido. Y me resulta particularmente hermoso ver que personas que generalmente no leen poesía, en este libro se encuentran reflejadas, y además, si pueden, tienen la gentileza de contarme su experiencia. Porque la poesía es compartir, con lectores y con otros autores (que también son lectores). Gracias a la poesía he trabado amistades muy enriquecedoras que me acompañan en la vida y que son un verdadero regalo.
Anteriormente publicaste “Axis mundi”, en el año 2014, gracias a la obtención del Premio Gerardo Diego. ¿Qué supuso en tu vida?
Una alegría inmensa, al ver materializada la culminación de muchos años de trabajo riguroso.  Había publicado algún poema aquí y allá, pero no tenía aún un libro “serio” con el que darme a conocer y presentarme con cierto aval. Dado que publicar poesía sin premio es complicado- salvo que te autopubliques, que no era mi intención-, opté por enviar el poemario al Premio Gerardo Diego, porque sabía que era un serio, limpio, fiable, que además era para autores noveles, lo que me daba cierta cancha. Sabía también que ya habían ganado en convocatorias anteriores- tanto en ese apartado para noveles, Gerardo Diego, como en el Leonor, para poetas ya editados- autores de elevada calidad, algunos de ellos amigos, entre los cuales me hacía mucha ilusión estar en caso de resultar vencedora, como finalmente sucedió. Tuve la suerte, además, de que Teresa Juan diseñara la imagen de la portada, imagen que ha ido ganando significado con el tiempo.
El libro empezó a volar y llegó a oídos diversos, deparándome sorpresas magníficas, impensables unos años atrás, como que me leyeran y me comentaran sus opiniones autores a los que yo había leído siempre: Ada Salas, Antonio Gamoneda… Las reseñas, generalmente muy positivas, llegaron a los editores de Tigres de Papel, que, sin que yo lo supiera, me siguieron hasta que coincidimos en un congreso en el que me ofrecieron publicar con ellos Reino de esponjas.  Tigres de Papel es una editorial pequeña, joven y valiente, que se va formando un buen catálogo y que además se ha embarcado en el precioso proyecto de Colección Genialogías, para rescatar poemarios inencontrables de grandes poetas españolas con idea de restaurar un canon más igualitario. En su web puede encontrarse información y adquirir sus libros- incluido Reino de esponjas, claro- tanto en papel como en versión electrónica. También en mi web (www.pilarverdu.es) pueden encontrarse los enlaces a mucha de la información que aquí nombro: editorial, críticas, vídeos de la presentación, así como datos de contacto.

Cuéntanos más sobre tu nuevo libro “Reino de esponjas”
Es un libro que empecé a escribir durante el embarazo, hace ahora ocho años, cuando me percaté de la obviedad de que mi bebé no iba a saber hablar. Eso me suponía que debía buscar otro modo de comunicación que no fuera el verbal, que es en el que me desenvuelvo. Así que hay en estas páginas una reflexión sobre el lenguaje, tema del que no puedo desligarme como filóloga y como poeta. Es mi acompañamiento, mi perspectiva privilegiada al estar junto a alguien que está aprendiendo a hablar. Ya en Axis mundi tengo un poema que reflexionaba sobre el hecho de que aprender a hablar te permite nombrar el mundo, e incluso verlo y crearlo, pero a la vez te puede negar la posibilidad de mirarlo de otro modo una vez lo tienes ya clasificado con su nombre correspondiente: “El misterio nos brinda su don envenenado:/regalarnos la vista y la ceguera”.
Además de lo metalingüístico, Reino de esponjas es también una muestra de fascinación ante la fascinación del niño por el mundo al que acaba de llegar. Es casi un álbum de fotos en poema, o, como dice el novelista Alberto Torres Blandina sobre el libro, un “diario poemado”, ya que se recogen distintos momentos del crecimiento de mi hijo tratando, como decíamos antes, de trascender la mera anécdota. Observo a mi hijo con ojos de madre y con ojos de poeta, con emoción y también con reflexión.
Otras dos poetas me arropan: Raquel Lanseros en la nota de solapa y Nuria Ruiz de Viñaspre en el prólogo. Además hay en la contraportada un código que lleva, como extra para el lector, a una grabación alojada en Youtube de una canción de Silvia Noemí Occorso, cantautora argentina, sobre uno de mis poemas, y otros nueve textos recitados por mí, con alguna sorpresa más. Quede constancia de mi agradecimiento para todas ellas, y por supuesto, para los editores, Mara Troublant y Paco Moral.

¿Cómo ha influido la maternidad en tu nuevo libro?
La maternidad ha influido en mi vida entera, claro, y por extensión en mi escritura. No encuentro mejor forma de decirlo que con un verso de Francisca Aguirre- de nuevo- que aparece citado en uno de los poemas: “Y de pronto la vida se explica de otro modo”. Y reexplicarte la vida es un proceso tan hermoso como complejo por lo que supone de revisión de valores, de asunción de nuevas realidades, de continua toma de decisiones y de variación en tu relación contigo misma, con tu entorno, con tu pareja si la hay, con el mundo. Es, además de un hecho personal, un hecho social y hasta político, sobre el que últimamente han coincidido varios poemarios en el panorama poético actual en España, como “La hija”, de María García Zambrano, “Jaime”, de Ana Montojo o “37´6” de Tulia Guisado, por citar solo algunos.

¿Cuáles son las actividades que realizas como escritora y cuáles son tus proyectos?

 Como es lógico, últimamente ando preparando diversos actos literarios para promocionar Reino de esponjas, como entrevistas o presentaciones en diversas ciudades, además de escribir algunos textos que me han solicitado para antologías o revistas.  Algunas ideas sobre el libro próximo se van forjando en mi mente, pero todavía de manera muy vaga. Necesito una etapa para absorber, ordenar y dar forma a nuevos conceptos. A los poemarios hay que darles su tiempo para gestarse y crecer, y todavía estoy, como quien dice, saliendo del anterior. No hay prisa.
Sin duda, una de las tareas más satisfactorias que desempeño como escritora es impartir el taller Polimnia222 de la Universidad Politécnica de Valencia. Se trata de un taller de escritura poética de más de una década de trayectoria, creado y dirigido hasta el curso 2014-2015 por la catedrática de Lengua y literatura Elena Escribano, maestra de un altísimo porcentaje de poetas de Valencia entre los que tengo el honor de incluirme. En la primera parte de la sesión, se imparten unos conocimientos teóricos imprescindibles (recursos literarios, historia de la literatura, etc) y/o se trae a un poeta invitado para que nos hable de su obra y escuche la nuestra. Por allí han pasado los grandes del país: Ángel González, Francisco Brines, Ada Salas, Carlos Marzal, Vicente Gallego, María Victoria Atencia y una larguísima nómina. En la segunda parte de la clase se comentan y trabajan los poemas que trae el alumnado para pulirlos y conseguir que brillen. Es una labor divertida, pero a la vez seria y concienzuda, que ha dado como fruto la publicación de varios libros de los miembros del taller y la obtención de varios premios de ámbito nacional. Es para mí todo un orgullo estar al frente de Polimnia222, espero que por muchos años.





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